Una vez establecido el programa se confecciona la lista de los trabajos que deben llevarse a cabo y de los elementos de nueva adquisición, especificando la urgencia de cada uno y organizando el presupuesto, en etapas debidamente escalonadas, de acuerdo con las disponibilidades económicas.
La parte práctica de todo trabajo de decoración se inicia con el trazado del plano del local, en el que deben reflejarse las trasformaciones programadas. Cuando la vivienda es nueva o de construcción reciente, este trabajo se simplifica mucho, pues el constructor, el casero o el anterior ocupante pueden proporcionar el plano del local trazado. En este caso, deberemos proceder a la verificación de las medidas indicadas en el plano como precaución antes posibles variaciones.
Planos
Los planos se clasifican en: platas, alzados, secciones, detalles, cada uno con características propias pero que, en conjunto, describen total y perfectamente cualquier objeto o elementos como, por ejemplo, un edificio, un interior o un mueble.
La planta constituye el elementos gráfico fundamental para el estudio de un proyecto. Es un dibujo en el que se representa lo que se ve desde arriba al dar un corte a un edificio o un interior en sentido horizontal y aproximadamente al nivel medio de una ventana. Las plantas pueden ser de situación, de distribución o de instalaciones. La más importante, desde el punto de vista decorativo, es la planta de distribución, en la que se representa el contorno, con zonas macizas y huecos de puertas y ventanas; los tabiques interiores, con huecos y giros de puertas; la distribución de sanitarios y elementos de cocina; muebles, solado y alfombras, etc.
Los alzados son representaciones verticales de fachadas, de paredes o de muebles vistos de frente o lateramente (alzados frontal y de perfil). Las secciones son cortes que revelan la estructura interior del elementos seccionado.
Los planos de detalle son el resultado de un estudio complementario y permiten precisar aquellos elementos que no quedan suficientemente aclarados en los planos generales.
El croquis. Cuando no existan planos del local debe efectuarse un croquis aproximado del mismo, en el que parezcan su forma y los elementos que contiene: tabiques, puertas, ventanas, sanitarios, radiadores, etc. A continuación se miden las dimensiones (largo y ancho) de las habitaciones, la situación de puertas, ventanas y de cuantos elementos se consideren importantes y se consignan sobre el croquis, en la posición que corresponda. Estas mediciones deben hacerse con la mayor exactitud posible, comprobándolas cuantas veces sea necesario. Si las habitaciones son cuadradas o rectangulares, las dificultades son mínimas, pero si tienen forma de trapecio o trapezoide, o parecen lados curvos, chaflanes y rinconeras, será precios completar las mediciones con el auxilio de triangulaciones o utilizar como base un sistema de ejes coordenados.
Una vez obtenido el croquis a amno alzada con todas sus medidas, se proceda a dibujar el plano definitivo a escalla.
Escalas. Los profesionales usan la escala 1 por 50, es decir, un metro real se representa por dos centímetros sobre el papel. Para diseño de detalles, se suele utilizar 1 por 20 y así cada vez más pequeña y se quiere dar más detalle.
Símbolos. En los planos aparecen determinadas indicaciones esquemáticas que simbolizan los elementos técnicos de la construcción o de las instalaciones de iluminación, calefacción, fontanería, etc. La mayoría son símbolos muy fáciles de entender y permiten comprender sin esfuerzo un plano.
El plano definitivo. El primer plano resultante es el más importante de todos, ya sea porque se mantiene la distribución actual o por su cambio. Hay que medirlo a la perfección. A partir de este, se hará un estudio, con varias opciones de distribución, amueblamiento, etc. Sólo cuando estemos bien seguros de haber alcanzado la solución, se procederá al trazado final.
Francisco Silván
Arquitecto de Interior
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